Este artículo explora la importancia del tratamiento logopédico en la recuperación del habla y la comunicación después de un ictus. Se enfoca en las técnicas específicas utilizadas por logopedas para mejorar la calidad de vida de los pacientes y promover una recuperación efectiva.
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ToggleQué es un accidente cerebrovascular (ictus)
El accidente cerebrovascular o ictus se produce cuando se interrumpe o reduce el flujo sanguíneo a una parte del cerebro, cuyo tejido deja de recibir oxígeno y nutrientes esenciales para su adecuado funcionamiento.
El tiempo desde que ocurre el ictus hasta que el paciente es atendido por un médico es crucial para obtener un mejor pronóstico de su evolución, ya que puede causar secuelas que pueden ser incapacitantes en algunas ocasiones, incluso provocar la muerte de la persona que lo sufre.
Síntomas comunes del ictus
- Muy fuerte dolor de cabeza y que no es habitual.
- Pérdida de fuerza/movilidad en la mitad o una parte del cuerpo que, en ocasiones, provoca caídas de la persona o de algún objeto que pueda llevar en sus manos en ese momento.
- Dificultades al hablar, con un lenguaje ininteligible, discurso sin sentido, etc.
- Dificultades en la comprensión de lo que se dice.
- Pérdida de visión en un ojo.
- Dificultades en la deglución de alimentos líquidos y/o sólidos.
Tipos de ictus
- Ictus isquémico: se produce por bloqueo de un vaso sanguíneo debido a un coágulo, trombo, depósito de grasa… Puede ser transitorio, cuando su duración es inferior a una hora.
- Ictus hemorrágico: se produce por ruptura de un vaso sanguíneo, a causa de, por ejemplo, angiopatía amiloide cerebral, aneurismas, malformaciones de arterias y venas, hipertensión, traumatismos, etc.
Causas y factores de riesgo
- Antecedentes familiares o personales de ictus.
- Alcoholismo.
- Diabetes.
- Tabaquismo o ser fumador pasivo.
- Hipertensión arterial.
- Apnea obstructiva del sueño.
- Algunas enfermedades cardiovasculares (por ejemplo, infartos de corazón).
- Sedentarismo.
- COVID.
- Sobrepeso u obesidad.
- Drogas.
- Hipercolesterolemia.
Importancia del tratamiento logopédico post-ictus
La función de los logopedas en los accidentes cerebrovasculares entra en juego para el tratamiento de los problemas que aparecen derivados, según las áreas del cerebro que se hayan visto afectadas:
- Trastornos del habla en el cual el paciente no puede emitir lenguaje o lo emite con dificultades (afasias, disartrias…).
- Alteraciones en la comprensión de aquello que escuchan o leen (algunos tipos de afasia).
- Dificultades en la deglución de alimentos sólidos y/o líquidos, sobre todo de aquellos que combinan más de una textura a la vez (por ejemplo, una sopa con caldo y fideos).
- Trastornos en la lectura, ya que algunos pacientes no pueden leer después de un ictus o pueden hacerlo, pero no lo entienden.
- Alteraciones en la escritura que pueden afectar a la copia, al dictado y/o a la escritura espontánea. En ocasiones, existe dificultad para escribir debido a la debilidad o pérdida de movilidad de la mano dominante, lo cual puede desaparecer si recuperan la motricidad de la misma o si emplean la otra mano.
Y, aprovechando la neuroplasticidad cerebral, es importante que la intervención se lleve a cabo cuanto antes ya que, en los primeros meses posteriores a un ictus, el cerebro puede volver a conectar las funciones alteradas con otras áreas que no estén afectadas, lo cual puede compensar el daño sufrido por el ictus. Por ello, los logopedas pueden intentar que los pacientes reaprendan o recuperen funciones relacionadas con el habla, la comprensión, la escritura y la deglución en los primeros momentos posteriores a un ictus para que el paciente pueda mejorar su calidad de vida y/o recuperarse lo antes posible para volver a su vida cotidiana. En algunos casos, más allá de los dos años posteriores a sufrir un ictus, aumentan en gran medida las dificultades para alcanzar una mejoría destacable en estos pacientes.
Técnicas y enfoques terapéuticos
Según vemos, para la terapia logopédica tendremos en cuenta todos los factores alterados en lo referente al lenguaje oral y escrito y la deglución, pero también las características personales, profesionales y socioculturales del paciente y su entorno.
Algunas de las tareas que planteamos para la recuperación del lenguaje puede ser la denominación de dibujos y/o imágenes, repetición de palabras/frases, lectura de palabras/frases, seguimiento de órdenes simples y complejas, etc. Cuando no sea posible la recuperación del habla o sigan apareciendo dificultades que hagan que sea ininteligible, podrá emplearse algún sistema de comunicación alternativa y aumentativa (lengua de signos, pictogramas, etc.).
Para mejorar la comprensión, podemos realizar actividades que impliquen la búsqueda o señalamiento de imágenes entre varias que se presentan o que forman parte de una escena, leer un texto y explicar lo que ha entendido, escuchar una lectura y responder preguntas sobre la misma, etc.
Respecto a la recuperación de la escritura, es posible emplear ejercicios de caligrafía o de repaso de líneas/figuras, la copia de palabras/frases, el dictado, la escritura espontánea de palabras/frases, entre otros.
En el caso de la deglución, se podrán realizar ejercicios para fortalecer la musculatura implicada en este proceso, además de facilitar técnicas o maniobras como la de agachar ligeramente la cabeza en el momento de tragar para evitar atragantamientos, entre otras.
Casos de estudio y resultados
Caso de estudio A
Uno de los casos tratados fue un paciente que fumaba y sufrió un ictus con unos 60 años. El paciente describió en la entrevista inicial que estaba hablando por teléfono con una de sus hijas cuando ella detectó que su lenguaje era inconexo y articulaba con dificultades. La hija fue a su casa y le ofreció llevarle al hospital, pero él insistió en ducharse primero. Permaneció unos días ingresado, con los tratamientos médicos pertinentes, y después fue derivado para recibir tratamiento de logopedia en una clínica externa que daba servicio al hospital a través de conciertos con la Seguridad Social.
Cuando acudió a logopedia, se observa que había recuperado su habla casi por completo, a excepción de algunos momentos en los que aparecían anomias y no podía continuar o se le olvidaba lo que iba a decir, pero a través de circunloquios o con sinónimos conseguía terminar las frases. No obstante, lo que más preocupaba y más problemas causaba al paciente era el hecho de que oía perfectamente, pero no llegaba a entender completamente los mensajes que escuchaba, tanto en el caso de la televisión o la radio como en el caso de conversaciones con otras personas, sobre todo si hablaban rápido o si eran películas o programas doblados en los que la lectura labial no se corresponde con el idioma en el que se transmite. También mostraba dificultades para recordar frases que escuchaba y escribirlas.
Con el tratamiento logopédico de unos meses de duración, realizando ejercicios en los que se trabajaba la discriminación auditiva, el dictado de palabras/frases, conversaciones espontáneas, etc. el paciente fue recuperándose y pudo reincorporarse a su trabajo. En este caso, no se vio afectada la movilidad de su cuerpo, por lo que siempre mantuvo su autonomía personal, pero al principio rechazaba realizar reuniones con amigos y familiares porque sentía que no entendía la mayoría de conversaciones o, si al final acudía, permanecía muy callado; aunque, con el tiempo, recuperó también su vida social anterior al ictus.
Caso de estudio B
Otro de los casos tratados fue el de un hombre de unos 80 años que vivía solo y que era independiente antes del ictus. Cuando enfermó, sufrió una parálisis del lado derecho del cuerpo, lo cual afectó a su brazo y pierna de ese lado, por lo que debía hacer uso de una silla de ruedas.
Su estado anímico se vio negativamente afectado, de manera que el paciente se negaba a realizar las tareas que se le planteaban o respondía de malas maneras. Además, se frustraba más cuando intentaba hacer una actividad y tenía dificultades para resolverla. Su estado de salud también estaba afectado, por lo que tuvo que ser ingresado durante varias semanas por un problema respiratorio. Durante el tratamiento, se facilitaron pautas y consejos a los hijos, además de algunas actividades para que las realizaran con el paciente, pero se observó poca implicación de la familia porque nunca las traían de vuelta para ver los avances o las traían sin hacer. También se valoró la posibilidad de implantar un sistema de comunicación alternativo y aumentativo para facilitar la comunicación del paciente, al menos en sus fases iniciales, para ayudarle a transmitir sus necesidades a la familia, pero no se llegó a implantar porque abandonaron rápidamente el tratamiento y dejaron de llevar al padre a las terapias,
En este caso, la evolución no fue destacable, ya que influyeron de forma negativa varios factores que no beneficiaron para lograr mejor pronóstico en el paciente, a pesar de los intentos de trabajar con el paciente e implicar a los familiares más cercanos.
Apoyo emocional y calidad de vida
Dependiendo de los daños en el cerebro, el hecho de sufrir un ictus puede suponer un cambio de vida radical, repentino e inesperado, que afecta al paciente en muchos aspectos durante un tiempo indeterminado, que abarca desde unas semanas o meses hasta algunos años o ya de por vida. Implica limitaciones a nivel físico, lo cual provoca en la persona que sea dependiente de familiares o cuidadores, sin poder ir a trabajar durante un tiempo ni ser autónomo para su higiene personal, vestirse, alimentarse, etc. en muchas ocasiones, por lo que el estado anímico se ve negativamente afectado y aumenta también la frustración. En algunos casos la afectación llega a unos niveles tan altos que el paciente se ve obligado a revisiones constantes y/o largas terapias de varios profesionales (neurólogos, fisioterapeutas, psicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales, etc., lo cual también provoca cansancio.
Esta situación no solamente incluye al propio paciente, sino que se ven afectadas las personas de su entorno que sufren porque ven a un familiar enfermo, muchas veces desconocen cómo pueden ayudarle y buscan ayuda de los profesionales desesperadamente, pero no siempre están bien asesorados y tienen que insistir con los médicos para que deriven al paciente a los servicios que necesita, entre otras situaciones. Además, cambia la rutina familiar, ya que la persona necesita su ayuda en su vida diaria y también para asistir a las citas médicas y, sobre todo, a las terapias que suelen precisar de la asistencia todas las semanas para que puedan ser efectivas y puedan mejorar el pronóstico y la evolución positiva del paciente lo antes posible, intentando que pueda recuperar una calidad de vida lo más cercana a cómo estaba antes de sufrir el ictus y, por consiguiente, que su familiar pueda volver a su rutina.
En algunas ocasiones, no se produce la recuperación completa, por lo que el paciente puede requerir de ciertos cuidados el resto de su vida, de manera que algunas veces la familia cree necesario contratar a personas que se encarguen de realizar dichos cuidados de manera interna o durante unas horas al día.
Durante todo este proceso, cada uno de los profesionales implicados debe intentar lograr colaborar desde su campo para que el paciente recobre su vida anterior al ictus, en la medida de lo posible, teniendo en cuenta que puede ser muy beneficiosa la coordinación con el resto de profesionales que trabajan con el paciente, formando un equipo multidisciplinar que persiga un fin común como es su recuperación, pero también mostrar su apoyo y comprensión al paciente y a las personas de su entorno. Los especialistas en logopedia formarán parte de este equipo y su finalidad, como ya hemos visto, será la de lograr que el paciente pueda volver a comunicarse y alimentarse de la mejor forma posible, además de proporcionar apoyo emocional a éste y a sus familiares.
Avances y futuro del tratamiento logopédico en ictus
Existen tratamientos logopédicos basados en terapias más clásicas que se consideran todavía importantes en esta profesión porque funcionan en muchos casos y no necesitan el uso de muchos ni elaborados materiales. Por ejemplo, en algunos casos basta con el uso de un lápiz y un papel para trabajar la motricidad fina y la escritura; imágenes, dibujos o fotos para evocar palabras y rehabilitar el lenguaje a través de la denominación; etc.
No obstante, se observa que la tecnología tiene también su función positiva en el caso de algunos pacientes y puede favorecer que algunas técnicas más clásicas puedan aplicarse de una forma diferente y más actual, como por ejemplo, con el uso de una tablet se pueden presentar imágenes que el paciente tiene que denominar y ordenar las letras que se presentan para construir su nombre, lo cual proporciona además un feedback al paciente sobre si lo ha resuelto correctamente o no, incluso a veces la aplicación transforma la palabra en voz y es posible incitar a la repetición. Esta forma de presentar las terapias puede ser más motivadora para los propios pacientes y también puede proporcionarles mayor autonomía ya que facilita que puedan trabajar en casa sin necesidad de ayuda de otras personas.
Otra forma de aplicar la tecnología puede ser en el caso de implantar sistemas de comunicación alternativa y aumentativa (SAAC) que, en algunos, precisa del empleo de ordenadores, tablets, móviles, ratones, micrófonos, joysticks, pulsadores, etc. Y, con el uso de internet, es posible acceder a mayor número de recursos y aplicaciones para la adaptación de estos sistemas a las características y necesidades de cada persona usuaria.
Asimismo, existen otros avances tecnológicos, como por ejemplo los electroestimuladores que pueden emplearse tanto en el ámbito de la fisioterapia como en el de logopedia. Uno de los casos en los que se utiliza este tipo de tecnología es en las disfagias, ya que mediante su uso, se puede lograr que el paciente pueda volver a alimentarse de manera adecuada y sin peligro de atragantamientos. Una conocida herramienta no invasiva es la terapia VitalStim, basada en la estimulación eléctrica neuromuscular, para el tratamiento de la disfagia neurógena principalmente, que puede ser empleada de forma complementaria a otros tipos de ejercicios destinados a mejorar la deglución.
Por tanto, como es posible observar, la tecnología puede ser un complemento que facilita la terapia logopédica y amplía las posibilidades que ésta ofrece.