Trastornos psicológicos más comunes en niños

Los trastornos psicológicos infantiles son comportamientos que no presentan un curso de normalidad, en base a la conducta que es infrecuente y que genera molestia a las personas que se encuentran en los diferentes contextos del menor.

En este artículo, exploraremos qué es un trastorno psicológico infantil y cuáles son los tipos más comunes que se observan en consultas clínicas, entre ellos se explicarán; el trastorno del espectro del autismo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y el trastorno del aprendizaje dislexia.

¿Qué son los trastornos infantiles?

Los trastornos infantiles presentan dificultad definitoria, debido a la cantidad de diferencias en su significado a lo largo de la historia. Los trastornos mentales en niños podrían describirse como cambios abruptos en su forma habitual de aprender, comportarse o manejar las emociones, lo cual causa angustia y problemas en las actividades diarias. Si los síntomas son intensos, persisten en el tiempo y generan interferencia en su vida escolar, hogar y en sus relaciones interpersonales, puede que le diagnostiquen un trastorno mental.

Los trastornos infantiles son el resultado de múltiples factores de riesgo que contribuyen a su desarrollo y se dividen entre factores de genéticos y ambientales.

La infancia es un periodo de importancia fundamental para el bienestar. Los primeros años de vida requieren de condiciones salubres en el hogar, como la alimentación, el cariño, el respeto y la educación con límites… entre otros. Un desarrollo integral del menor tendrá repercusiones directamente en su calidad de vida posterior y en la identidad de la persona que será el día de mañana.

Diversas investigaciones han establecido un incremento sustancial del número de trastornos infantiles y de su prevalencia, existiendo cada año una mayor cantidad de menores afectados. Debido a este aumento se han realizado protocolos de prevención y promoción en salud mental en menores, los cuales, han provocado beneficios para la salud de los niños y por ello, para las personas que se encuentran en sus diferentes contextos, como padres, profesores y especialistas.

¿Cuáles son los trastornos mentales más comunes en niños?

Diversos estudios estructuran la prevalencia de trastornos según la edad y sexo de los menores, por ello, vamos a sumergirnos en el camino del conocimiento sobre el neurodesarrollo de los trastornos infantiles y sus sutiles diferencias. En este artículo veremos el trastorno de atención e hiperactividad, trastorno del espectro autista y del aprendizaje.

Trastornos del espectro autista (TEA)

El autismo es un trastorno de aparición temprana en el desarrollo del menor, que se basa en alteraciones socio-comunicativas y de interacción social y un repertorio de conductas manifiestas en intereses restringidos, repetitivos y estereotipados.

Existe una clasificación de tres niveles, los cuales, se corresponden con las necesidades de apoyo de estos niños y son: nivel 1 con presentación de sintomatología grave donde la capacidad del lenguaje es casi inexistente, nivel 2 considerado con afectación moderada y el nivel 3 como autismo leve donde los apoyos no serán tan notables.

El camino que transitan las personas con TEA durante su desarrollo vital va dirigido hacia una mejor calidad de vida, la cual dependerá más del apoyo con el que cuenten que del grado de alteración que padezcan.

Las diferentes etapas del camino hacia una vida de mejor calidad:

Edad infantil. durante esta etapa la sintomatología es más difícil de diferenciar tanto para las familias como para los profesionales, sin embargo, es la etapa crucial para la detección y diagnóstico precoz que dé comienzo a la atención temprana, que oriente el apoyo y la intervención en la dirección adecuada, capacitando así a la familia y a los entornos del menor.

Edad educativa. en esta etapa es crucial dirigir los apoyos del menor hacia la inclusión educativa, fomentado así un aumento de la participación del menor, en su contexto educativo y con su grupo de iguales. Importante para tener en cuenta durante la adolescencia son los posibles cambios en su gestión emocional, debido a los cambios hormonales que se producen durante esta etapa del desarrollo.

El autismo ha pasado de ser un trastorno del desarrollo infantil casi desconocido hasta los años 90 a ser la condición del neurodesarrollo más frecuentes en la actualidad. La prevalencia consensuada a nivel europeo estima que el 1% de personas tiene afectación de esta patología. Las causas que parecen responder al aumento de casos son: la amplitud del espectro en el manual diagnóstico, las mejoras en los procedimientos para la detección y determinados factores ambientales como el estrés de la madre durante la gestación.

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Esta patología está dentro de los conocidos trastornos del neurodesarrollo, quienes presentan un curso crónico y más gravedad.

El trastorno de caracteriza por un déficit de atención, hiperactividad o su presentación combinada, además de una impulsividad marcada y dependiente de la edad madurativa del menor. Durante los últimos años las técnicas de neuroimagen muestran múltiples anomalías de carácter estructural y funcional que se manifiestan como inmadurez estructural de las zonas frontoestriales, circuitos frontoparietotemporales, frontocerebrales y frontolímbicos. Es decir, los menores afectados presentan déficits en las funciones cognitivas superiores como la organización para el cumplimiento de metas y objetivos, en inhibición de la respuesta motora, la atención sostenida, la memoria de trabajo y la percepción del tiempo.

Las diferentes etapas del camino hacia una vida con mejor autoestima y autocontrol:

Etapa infantil. los casos más severos pueden encontrarse durante el rango de edad de 3 a 5 años debido a la prontitud de manifestaciones sintomatológicas y de los cuales un 65% seguirá mostrando síntomas en su vida adulta. De vital importancia durante esta época es la detección y diagnóstico del trastorno que oscila durante los 5 a 6 años. Las conductas problema de esta etapa muestran hiperactividad motriz e impulsividad. La falta de atención pasa más desapercibida en esta etapa.

Etapa escolar. de suma importancia en esta fase es atender las necesidades educativas especiales que requieran, debido a que suele existir una baja productividad escolar y escaso interés que pueden afectar a su rendimiento académico. Las orientaciones hacia los profesores son importantes en esta etapa, y se basan en cambios en la metodología de la clase y un su ambiente físico, además de cambios en los patrones de comunicación.

Este trastorno presenta un problema en la salud pública debido a su elevada prevalencia, la cual, oscila según fuentes epidemiológicas entre un 3 y un 7% y se encuentra en aumento. Sin ninguna duda es el trastorno más común en las salas clínicas y en los centros médicos.

Trastornos del aprendizaje (TD)

Multitud de estudios recogen que entre el 5 y el 15% de la población padece algún trastorno del aprendizaje, concretamente en España se encuentra un porcentaje elevado, frente al resto de la unión europea. Estos niños presentan un curso normal de la inteligencia y una escolarización ordinaria, sin embargo, una detección precoz podría salvarles del temido fracaso escolar.

El trastorno del aprendizaje más estudiado y común en las aulas es la dislexia y tiene mayor prevalencia en varones.

La dislexia es la dificultad para deletrear, leer, descomponer palabras en sonidos y escribir respetando la correspondencia fonema-grafema. Las técnicas de neuroimagen funcional han mostrado en estudios recientes donde parecen haber varias áreas del cerebro encargadas de la lectura que se encuentran afectadas, de forma morfológica y funcional en pacientes disléxicos frente a los controles.

Los enfoques terapéuticos varían dependiendo de la particularidad de los menores y de su edad madurativa, pero de forma general están basadas en el lenguaje, la fonología y la lectura. Existen tres tipos una dislexia, una puramente fonológica, otra más superficial que tiene implicaciones en la calidad de la lectura, concretamente ante palabras irregulares y para finalizar una mixta que es la combinación de ambos tipos.

Las diferentes etapas del camino hacia una vida con consecución de éxitos:

Edad infantil. la importancia de la detección temprana de la dislexia reside en la aplicación de los servicios de intervención temprana. Los menores con detección temprana se benefician del desarrollo de un concepto positivo sobre si mismos, del poder de disfrutar de la lectura y de la escuela y por supuesto del desarrollo de su máximo potencial académico. La sintomatología en este periodo, es decir, entre 1 o 2 años, versa en dificultades ante el aprendizaje del alfabeto, tener problemas para tararear canciones infantiles, problemas ante el reconocimiento de las letras de su nombre y la mala pronunciación ante palabras familiares. Al ser una patología hereditaria, otro factor importante si existen dudas sobre si hay dislexia en nuestros peques es el conocimiento sobre si existe en nuestra familia, para que el menor pueda beneficiarse de una intervención temprana.

Edad escolar. esta etapa es la más ilustrativa debido a que nuestros hijos comienzan el aprendizaje de la lectura en primaria. Algunas de las señales en esta fase son: la no comprensión de que las palabras se dividen en sonidos, se comenten errores ante la lectura con sonidos que no aparecen en el texto y tienen quejas constantes de lo difícil que les parece la lectura.

Trastorno negativista desafiante (TND)

La prevalencia del trastorno varía en función de la naturaleza de la población estudiada y de los métodos de análisis. Las cifras de forma general oscilan entre el 2 y el 16% aproximadamente. Es un trastorno cada vez más común en las salas de intervención, según estudios los factores de riesgo que más parecen contribuir a este tipo de trastornos son la ausencia de límites, supervisión y atención que se les presta a nuestros pequeños.

Este trastorno se caracteriza por la presencia reiterada en el tiempo de conductas desafiantes, irritables, negativas y hostiles hacia las figuras de autoridad como sus padres y profesores o hacia sus propios compañeros. Son niños o adolescentes provocadores y discutidores que pierden el control ante sus enojos. Tiene un inicio gradual y suele mantenerse durante meses y años, las conductas suelen comenzar en el hogar para ir extendiéndose a otros ambientes, si estas conductas no son frenadas a tiempo suelen desembocar en un trastorno disocial, que es cuando los adolescentes violan las leyes o los derechos básicos de los demás.

Las diferentes etapas del camino hacia una vida con capacidad de tolerar la frustración y mayor felicidad:

Edad infantil: el trastorno puede presentar su aparición en los tres años de edad en los casos más severos, bajo el cartel de conducta oposicionista, sin embargo, hay que ser muy cautelosos, ya que en esta etapa del desarrollo es normativo que un menor genere conductas de oposición debido a que se está desarrollando su nivel de individualidad, el cual, le ayudara a formar normas y controles internos. Por tanto, el diagnostico depende del profesional quien conoce si la función adaptativa de la conducta del menor hubiera terminado. El desarrollo de esta dolencia en esta etapa corresponde a teorías más orgánicas que ponen el acento en factores bioquímicos o fisiológicos.

Edad escolar: la aparición más común de este trastorno es en la edad de ocho años, correspondiendo a teorías del aprendizaje que apuntan a que los menores aprenden técnicas negativas de los padres (gritos, castigos, golpes e ignorarlos). Lo cual, convierte la conducta negativa por parte de los menores en llamadas atencionales que desean obtener de sus padres o profesores y generalizando así la conducta a otros contextos.

Trastornos de ansiedad

Los trastornos de ansiedad en nuestros pequeños son miedos o preocupaciones que perduran en el tiempo, generando un elevado malestar emocional, que lleva a respuestas físicas automáticas propias del sistema de alarma a través de manifestaciones neurovegetativas. Los pensamientos automáticos ansiógenos pueden estar centrados en algo concreto o situacional como animales, lugares, sangre, inyecciones, etc. Este trastorno de ansiedad es denominado, Fobia especifica (F.E). Los pensamientos centrados a situaciones de exposición social, fobia social (F.S) y el trastorno de pánico corresponde a pensamientos de miedo referidos a la posibilidad de la aparición de un ataque de pánico.

Las diferentes etapas del camino hacia una vida con capacidad de afrontamiento, es decir, de valentía y con gran capacidad para hallar la calma:

Edad infantil: cuando se presentan este tipo de problemas ansiógenos de forma temprana en el desarrollo del menor, habría que tener muy en cuenta las influencias genéticas. Los miedos cumplen la función orgánica de protegernos, es decir, de asegurar nuestra supervivencia. Hay miedos infantiles que son comunes a diferentes etapas del desarrollo e indican que el desarrollo del menor está siendo adecuado. Por ejemplo, los bebes sienten miedo al escuchar ruidos fuertes y responden alzando los brazos con las manos hacia arriba, están sintiendo que se caen y por ello se despliega el reflejo del moro, para asegurar la supervivencia. Además, en esta etapa son más comunes las fobias específicas, que corresponden a temores de origen más adquirido como el miedo a la oscuridad que no cumple un fin adaptativo y sería conveniente que fuera tratado por profesionales encargados de la salud mental de nuestros pequeños. El tratamiento que realizamos en las salas clínicas del centro para superar estos miedos es muy divertido, y no suele conllevar un tratamiento que perdure en el tiempo de forma prolongada.

Edad escolar: para las fobias especificas la prevalencia comienza a descender su incidencia a partir de los 15 años. Sin embargo, en contraste el trastorno de ansiedad social muestra un aumento en su prevalencia durante la adolescencia. El trastorno de pánico tiene indicadores de prevalencia que nos muestran su comienzo desde los 11 o 12 años y en algunos casos no tratados puede llegar a extenderse hasta el punto de terminar desarrollando una agorafobia, que sería el miedo a salir de casa.

Trastornos de eliminación

Los trastornos de eliminación son la encopresis y la enuresis, sin embargo, en este artículo nos vamos a centrar en la encopresis en ambos, a pesar de ser la encopresis el caso con más incidencia y que más vemos en nuestras salas.

La encopresis es un trastorno caracterizado por la presencia de deposiciones de heces de forma reiterada, ya sean con apariencia normal o no o de forma voluntaria o no en lugares donde no corresponden. Requiere de una frecuencia de episodios de una vez al mes.

La enuresis es un trastorno que consiste en emisiones de orina en sitios inapropiados como la cama, ropa o suelo. Requiere de una frecuencia de episodios repartida en dos veces en semana.

Las diferentes etapas del camino hacia una vida plena y resiliente:

Edad infantil: ambos trastornos se circunscriben a esta etapa del desarrollo, la encopresis puede diagnosticarse a la edad de 5 años, debido al cumplimiento de la etapa madurativa en nuestros pequeños. En la enuresis la finalización de la función adaptativa termina a la edad de 4 años, siendo ambos trastornos diagnosticables a partir de esas edades. El tratamiento comienza desde el pediatra del menor, quien le enviara cambios en la alimentación, la toma o retirada de laxantes….

El médico si tiene sospechas sobre si la encopresis está relacionada con cuestiones emocionales derivara a vuestros hijos a los especialistas de la salud mental, que además podrán observar si existen sentimientos de vergüenza, baja autoestima o culpa y podrán ser tratados también en consulta psicológica.

Edad escolar: los trastornos de eliminación presentan una bajada en su prevalencia que comienza a la edad de 12 y prácticamente termina a los 15 años. Además, si fueron tratados tanto las cuestiones de gestión emocional, como las emociones secundarias provocadas. La incidencia de este trastorno habrá casi desaparecido o estará mucho más cerca de estarlo.

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